Artículo originalmente publicado en Nativa.cat
Hemos escuchado con insistencia absurda que la crisis es una oportunidad. Si uno se para a contar las veces que ha oído eso es posible que sean tantas como el típico “¿qué tal va todo?” o incluso el “buenos días”. También es cierto que depende del numero de conferencias TEDx que hayas visto en directo o en youtube, en ese caso, el número se dispara a lo loco.
El sustento de esta afirmación a veces se decora con una argumentación bastante bizarra: “crisis, en japonés, también significa oportunidad”. He escuchado varias veces esa frase acompañada con un tono entre turbio y pedante. Algo tipo “no habías pensado en el japonés mientras ves cómo desahucian a la gente, verdad chaval?”. Creo que todos tenemos ese tipo de manías que, por su nivel de tontería, son inconfesables. Una de las mías es que no soporto cuando se acude a la etimología de otros idiomas para argumentar un proceso político de escala macro o cuando se empieza un texto con una definición de la RAE. Como si hubieran instituciones neutras que contienen dosis de verdad atemporales de las que puedes echar mano para explicar el carácter de una crisis sistémica. Es una tontería. Seguro que no todo el mundo que acude al japonés para analizar cualquier cosa es una mala persona. Manías.
El caso es que hace unos días me saludaba de nuevo esta frase. Fue durante una conversación con una de las personas que coordina el Hub Madrid, un espacio de trabajo compartido ubicado en el Barrio de las Letras. En esta ocasión, la frase salía para ser desmentida. La coordinadora de comunicación del Hub Madrid me decía: «que la crisis es una oportunidad muchas veces sirve para disfrazar los niveles de precariedad que padecemos quienes intentamos encontrar una forma de autoempleo digna. La crisis es lo que es, pero hacemos lo que podemos para poder vivir en todo tipo de condiciones». Hice tres pliegues con mi prejuicios, los apreté fuerte con las dos manos, me los tragué y seguí escuchando. Pensé que en este espacio de co-working de emprendedores sociales situado en un barrio céntrico encontraría el típico discurso insulso, de pensamiento feliz, acomodado y cargado de optimismo emprendedor. Y no fue así. Seguir leyendo La innovación social es de clase media →