texto originalmente publicado en la columna “lotería de palabras” de Nativa.cat
Comprometerse suena a lastre, a carga, a atadura. Oír hablar de compromiso hace saltar las alarmas de la autonomía individual. Debemos ser libres, independientes y autónomos. El primer paso para comprometerse es medir si nos cuadra con nuestro código privado o si es suficientemente placentero como para invertir en ello. Hay que sacrificarse para uno mismo, hay que comprometerse con causas de ida y vuelta. La libertad se planifica, el compromiso se gestiona, la autonomía se decide. O por lo menos, así está grabado en piedra en el decálogo del buen emprendedor y así son las vidas contemporáneas deseables representadas en algunos medios.
Paradójicamente, vivimos en un momento de profundas desigualdades mientras tenemos que sentir que decidimos en plena autonomía. Hemos generado anticuerpos hacia el compromiso ya que se presenta como elemento central de una vida gobernada por un «afuera», una vida no deseable ya que contiene ataduras que uno ni elige ni controla. Actitudes hedonistas, individualistas, basadas en la búsqueda de autonomía plena que intentan negar la vulnerabilidad e interdependencia propia de la existencia. Cuidado, que el compromiso es sumisión. Así lo retrata Phoebe, una de las protagonistas de la serie Friends. En uno de los capítulos, Phoebe lanza un comentario que resume de manera sorprendente gran parte de esta doxa. Frente a la petición de ayuda de sus amigos en un momento de necesidad, Phoebe cierra la secuencia con un «Me encantaría, pero no me apetece»
Descubrí este gag y su enjundia cuando Carolina del Olmo lo citaba en su maravillosa charla del Festival ZEMOS98. Durante su exposición, Carolina comentaba que «El chiste reside en que Phoebe confunde dos ámbitos radicalmente distintos, el de las preferencias con el de la obligaciones. Uno no hace un favor a un amigo porque le apetezca, lo hace porque se siente obligado. Por supuesto es estupendo que te apetezca aquello a lo que estás obligado, pero no tendría que ser una razón para ello.»