


Comparto esta entrevista que me han hecho en Playground
Para los jóvenes la política es tan aburrida y mortecina como el Señor Burns. Según las encuestas, los nuevos partidos como Barcelona En Comú o Ahora Madrid atraen más a este sector social, pero no tanto como se esperaba.
¿Son estas formaciones como un señor Burns intentando hacer colegas? ¿O son el inicio de una transformación?
Según Ruben Martínez, investigador del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP), colaborador de Barcelona En Comú y miembro del consejo de Podem Cataluña, los jóvenes siguen sin identificarse con los partidos políticos, pero las nuevas candidaturas les miran, e interactúan con ellos, de una forma distinta.
Todas las ideas que comenta pertenecen a una investigación colectiva elaborada por el IGOP para el Centro Reina Sofía para la Adolescencia y la Juventud, que se publicará en breve.

¿Crees que sólo por ser una fuerza política nueva los jóvenes se sienten identificados con Barcelona En Comú? Las encuestas dicen que no mucho…
El perfil mayoritario entre los integrantes más implicados de Barcelona En Comú se sitúa alrededor de los 30-40 años. En pocos casos se trata de personas menores de 25 años. No obstante, gente con perfil joven que ha acabado los estudios universitarios se incorpora a comisiones como la de Comunicación o a la de Análisis de datos.
¿Qué falla?
Creo que la falta de identificación de los jóvenes no es algo particular de la candidatura de Colau, sino de cualquier partido político. Si algo falla en esos mecanismos de identificación es la propia lógica de la política institucional. Esto no es una cuestión de marketing político que hay que mejorar, sino de culturas políticas diferentes. Y que de esta falta de identificación se sale con mayor reconocimiento y democracia, no con mejores máquinas de interpelación electoral.
Por un lado, los jóvenes dicen que es necesario votar, pero por otro no creen en la representación ni en la clase política
¿Qué dicen las encuestas?
En Barcelona, lo que dicen las encuestas y los datos acumulados desde las primeras elecciones municipales es que los niveles de abstención son altos. Siempre cercano al 50%.
Las tendencias de baja participación política a través del voto se dan en todas las generaciones pero especialmente entre los jóvenes (entre 18 y 25 años). Las expresiones que usan los jóvenes para justificar esto son contradictorias. Esto es muy interesante.
¿Por ejemplo?
Por un lado, los jóvenes dicen que es necesario votar. Que el voto es la única herramienta que hay disponible para cambiar las cosas. Incluso, en el caso de perfiles más politizados, dicen que el voto es algo que se ganó con las luchas de generaciones anteriores y que hay que ejercerlo por respeto a esas conquistas. Pero por otro, no creen en la representación ni en la clase política.

¿Y qué conclusión se puede sacar de esto?
Hay quien cree que esto es consecuencia de la apatía y desafección de los y las jóvenes hacia la política, hay quien apunta la posibilidad de que los jóvenes sientan desafección hacia la política “institucional” y, en cambio, prefieren utilizar otras formas y mecanismos de participación política. No se trataría de una cuestión de apatía o de desafección política sino de una clara diferenciación en la forma de relacionarse con la política.
Entonces, no es que los jóvenes pasan de todo.
En España existen investigaciones que demuestran, ya antes de la actual situación de crisis, que los jóvenes tienden a protestar más que los adultos. La aceptación de la idea que la participación electoral tiene capacidad transformadora convive en buena medida con la percepción de utilidad y disposición a usar otras formas de participación, incluidas las vinculadas a la desobediencia, surgidas del último ciclo de movilizaciones (escraches, bloqueo del congreso, ocupación del espacio público). También hay datos contundentes sobre un crecimiento de politización en los jóvenes. Esto es indiscutible si se miran las encuestas.
Muchos me decían que no sabían que Ada era la misma mujer que la de los escraches
¿Son los derechos sociales y el asalto a las instituciones los temas que más preocupan a los jóvenes?
Lo que hemos visto en las investigaciones del IGOP es que los problemas que más parecen preocuparles son los considerados como “más cercanos”, es decir, con los que ya lidian en su día a día o con los que van a encontrarse en un futuro inmediato. Se repetían temas sobre educación y paro, sumando la corrupción política y la falta de elementos institucionales para participar de manera más directa en política.
Más que una tendencia a la inacción, se señalaban las barreras que limitan cuando o impiden la posibilidad de intervenir sobre aquellos asuntos que les preocupan. Más allá de posturas radicales, ideologizadas o idealizadas, centraban las posibles soluciones en cambios concretos, pragmáticos y efectivos.
¿Están los jóvenes infrarrepresentados?
La infrarepresentación política de la juventud se da tanto en lo que refiere a su presencia en las instituciones como en la prioridad que toman sus problemáticas específicas dentro de la dinámica general de los poderes públicos. La representación política está copada por personas de edad media y avanzada y los temas así como las formas de tratarlos, responden a prioridades y a formas institucionales “adultas” (que no siempre significa “interesante” o “mejor”).

¿Cómo imaginas que estos votantes ven a Ada? ¿Como una «señora activista»?
No tengo ni la más remota idea. Lo que me comentaron algunos jóvenes me dejó loco: conocían a Ada por los youtubes de sus declaraciones en el Congreso de los Diputados. Era esa mujer que decía a la cara de los políticos y sin ambages lo que nadie se atrevía a decir. Ese vídeo corrió como la pólvora.
Muchos me decían que no sabían que era la misma mujer “que la de los escraches”. Lo que para mí era un referente en la organización política de base ciudadana y en las nuevas formas de sindicalismo social, para esos jóvenes era una mujer que habían visto en youtube cantando la caña a los corruptos.
#Adaalcaldessa ha sido una campaña optimista y personalista. ¿Se parece demasiado a las demás?
Ada acumula un capital simbólico colectivo que la hace ser percibida como parte y producto de un proceso de luchas y movimientos ciudadanos. Ese capital simbólico colectivo es lo que le confiere distinción y legitimidad social.
El filósofo y escritor Fernández Liria dijo algo muy obvio pero hasta el momento inédito sobre las críticas referidas a poner la cara de Pablo Iglesias en las papeletas de Podemos en las elecciones europeas. Su argumento venía ser algo así como: “quien tiene capital económico puede permitirse el lujo de no explotar su capital simbólico. No es nuestro caso”.
Creo que las críticas al “personalismo” no dan mucha importancia a que ese capital simbólico de Ada es de los poco recursos que tenemos. No usarlo no es una posibilidad. Evidentemente, el personalismo, la confianza y la fe no producen democracia. Hay quien cree que sí, y ese sí que es un debate político que hemos tenido entre poco y nada.
En España existen investigaciones que demuestran que los jóvenes tienden a protestar más que los adultos.
Puntos fuertes y débiles que veas en la campaña de Barcelona en Comú a la hora de interpelar a los jóvenes que no participaron en el 15M.
No hace mucho hablaba con uno de los Vengamonjas y me decía que ellos no se meten en política. El caso es que hace menos he visto algunos tuits suyos, incluso algunas alusiones en sus vídeos al momento político que vivimos. Y pensé una cosa. Imaginemos que gente como Venga Monjas o El Rubius dicen en su forma y manera que votarán a Ada Colau o a Manuela Carmena. Y que eso se extiende. ¿Sería esa una forma de interpelar a los jóvenes que no participaron en el 15M?
¿No es eso una utopía?
Creo que para que eso no fuera una utopía, debería haber otra cultura política. Otra donde el voto sí se percibiera como una forma de participación intensa, relevante y central en la vida política. Pero, si hasta ahora el voto ha sido todo lo contrario, ¿por qué deberían creer semejante cosa?. Si el voto ha traído a corruptos y mangantes, ¿quién puede interpelarles diciendo que de repente esto cambia?

¿Qué ingredientes hay que utilizar para captar la atención de los más jóvenes?
No es sólo cuestión de estéticas, imaginarios, memes en Twitter o de convencer a Youtubers famosos. Para interpelar a los jóvenes hay que crear otras instituciones políticas y fortalecer (y tener muy en cuenta) los espacios políticos en los que sí participan. En Cataluña, por ejemplo, hay un 64% de jóvenes que participan en asociaciones, casi un 50% si descontamos las entidades deportivas. Pero si miramos cuántas de esas asociaciones pertenecen a la política convencional (como partidos o sindicatos) veremos que están por debajo del 5%.
Podemos pensar que un esplai (clubs juveniles de tiempo libre) no es un espacio político, pero es donde se encuentran muchos jóvenes para hablar y resolver problemas comunes y donde empiezan a practicar maneras de tomar decisiones colectivas.
¿Conclusión?
En términos electorales e inmediatos, seguro que interesa experimentar con canales comunicativos y con estéticas emergentes. En términos democráticos, lo que debe interesar es incrementar su presencia en espacios de toma de decisiones, su participación activa en políticas que incidan en sus principales problemas y en reconocer, fortalecer y aprender de las propias formas de organización colectiva en las que ya están participando. Y, por supuesto, garantizar sus derechos.
Creo que Ada Colau Ganará, pero no formará gobierno
Lo institucional embajona, la ruptura mola y genera movimiento juvenil, pero tampoco implica en masa. ¿Cómo se seduce a los jóvenes después de tantos palos y arcadas?
No estoy de acuerdo con el planteamiento. En una encuesta realizada para una investigación del IGOP, lo que se percibe no es que lo institucional produzca bajona y que la ruptura mole pero no implique. Lo que se extrae de esa encuesta es que las vías híbridas entre institución y movimiento están aquí para quedarse.
Es decir, parece claro que el terreno intermedio que compatibiliza la acción política electoral e institucional con las prácticas propias de los movimientos sociales cuenta con un gran apoyo entre los jóvenes.
Tu porra: ¿Crees que Ada ganará?
Creo que ganaremos pero no formaremos gobierno. Nos mantendremos 4 años en una oposición con mucha representación municipal, introduciendo temas nuevos en la agenda así como formas de resolver demandas ciudadanas que reten de manera efectiva al status quo de la ciudad.
Creo que conseguiremos producir una mayor organización política y social a escala metropolitana. El reto será generar mecanismos para articularla con el espacio institucional. En las siguientes elecciones, Barcelona En Comú lo petará. Y sí, creo que si ocurre eso, Ada ganará y con ella toda Barcelona.
Las vías híbridas entre institución y movimiento están aquí para quedarse