¿Conquistar el derecho a la ciudad sin conflicto?

Facebooktwitterreddit


Texto de La Hidra Cooperativa en El Salto, escrito junto a Mauro Castro.

«La participación ciudadana plantea un conflicto: repartir poder. Si se habla de participación sin conflicto es que no hay poder en juego»

Esta es la conclusión de una vida dedicada a la política contada en primera persona por alguien que luchó por un barrio digno. «¿Qué más da mi nombre? Fuimos una lucha colectiva». Militante del movimiento vecinal, forjado en las redes sociales y comisiones del movimiento obrero, en 1968 fundó junto a otros y otras vecinas la asociación de su barrio en la periferia sur de Madrid. Durante tres décadas, las migraciones rurales hacia las urbes industriales y la inepta planificación estatal obligaron a miles de personas a vivir en barrios periféricos autoconstruidos, levantados por sus propias manos. Vivir hacinados en chabolas no era un ritual cultural de las clases obreras. Era la única solución posible producida por gente humilde, sin apenas medios, pero con una fuerza organizativa que marcaría una época.

1. El derecho a la ciudad: ganar un barrio, ganar el municipalismo.

Ganar un barrio significaba abrir el conflicto contra los intereses del capital y el Estado franquista, denunciando y respondiendo con toda la energía posible a las estrategias de expulsión y especulación urdidas por el régimen. Conquistar derechos era impensable sin antes organizar contrapoder: tomar como propio el legado del movimiento obrero, federar las luchas de los barrios, crear alianzas entre clases populares y clases medias, sumar todas las capacidades posibles para desgastar al régimen. Conquistar poder significaba enfrentarse a la violencia del franquismo y a su vez producir un diagnóstico propio sobre los verdaderos problemas y las posibles soluciones. Según avanzaba la pugna entre intereses de clase contrapuestos, el movimiento conseguía ganar hegemonía: no eran chabolistas ignorantes que ponían en peligro a la ciudad consolidada, eran vecinos y vecinas de clase obrera que defendían su legítimo derecho a la ciudad. Organizar el conflicto metropolitano, en fábricas y barrios, tuvo como desenlace conquistar la democracia y el municipalismo. Aunque no el municipalismo deseado. Los “pactos de estabilidad” de la época y la delegación de poder a partidos de izquierda, condujeron a la desactivación del movimiento y a una rápida integración de las ciudades en la agenda neoliberal. Un cierre en falso en nombre de la “modernización” y la “estabilidad” que hoy crea convulsiones. Pero el movimiento alcanzó algunas victorias, tantas como progresista pudo ser el municipalismo.

Seguir leyendo ¿Conquistar el derecho a la ciudad sin conflicto?

Oír voces sin saber de dónde vienen

Facebooktwitterreddit

Imagina que escuchas una voz. No sabes muy bien dónde estás, pero la escuchas perfectamente. Es una voz rotunda, con buena vocalización, probablemente una voz femenina. Habla francés. Su articulación es perfecta, también su dicción: una voz sin barbarismos ni vulgarismos.  Su ronroneo es hipnótico, o eso te parece al comparar el nivel de atención que te ha despertado frente a otras voces que habías escuchado en ese mismo espacio abstracto. No es la primera vez. Nunca sabes muy bien dónde estás cuando oyes esas voces.

Imagina que oír voces que no sabes de dónde vienen no te preocupa. Más bien te parece una virtud. Te gusta tanto que te vuelves una persona experta en analizar voces. Su musicalidad, su cadencia, la forma más o menos virtuosa de imponer un ritmo, los trucos naturalizados para evitar redundancias. Las voces que no sé de dónde vienen, ¡qué mundo! –piensas–. Tan experta eres, tanto rato llevas en ese lugar etéreo, que ya sabes diferenciar qué voces van a tener más éxito. Te interesan esas voces que son tremendamente peculiares,  disruptivas, que desafían las estrategias de las voces anteriores para intervenir en este espacio vaporoso

Seguir leyendo Oír voces sin saber de dónde vienen

Segundo programa de FUEGO AMIGO

Facebooktwitterreddit

¿La innnovación nos domina o nos libera?. Este segundo FUEGO AMIGO  trata sobre la innovación.

Hablamos de la innovación, emprendedores, precariedad laboral y pasteles sin gluten. Rubén, de nuevo ve la oscuridad del Estado por todas partes. José Luis, pone ejemplos de porqué la innovación también puede ser liberadora . María, tritura los libros de autoayuda y nos desvela porqué su sección se llama «pizza de piña». Daniel, juega y da oportunidades al resto, como buen emprendedor (social).

Para hablar de estas cosas, entrevistamos a la intrépida Gemma Galdón, que nos pone al día como nadie sobre tecnología, privacidad y seguridad. La música la pone Grey Filastine, que en su momento ya adelantó que la “innovación es una palabra manchada. Como revolución”. Miguel Noguera, como siempre, eclipsa todo el programa hablando de la relación entre el Príncipe de Viana y la innovación. Puto majadero.

Es imposible comunalizar lo público

Facebooktwitterreddit

Texto publicado en El Salto

Hace apenas un año decíamos que el neoliberalismo no es un espíritu satánico que se manifiesta cuando algunas fuerzas oscuras lo convocan. Sigue sin serlo. El neoliberalismo es un asalto institucional de las élites dominantes para imponer un gobierno de lo social a través del mercado. Esto, ya se sabe, no significa “menos Estado”, sino que el Estado cumple un rol bastante diferente a su misión redistributiva durante los 30 gloriosos.

A principios de la década de los 2000, Bob Jessop alertaba de la transición hacia un Estado competitivo. Debido a las crisis y ataques sufridos durante los 70s y los 80s, el Estado de bienestar dio paso a una forma de Estado basado en la subordinación de la política social a la política económica. A partir de los 80s, se empieza a recortar el gasto en bienestar y se insiste en que la tributación es un desincentivo al esfuerzo, al ahorro y a la inversión. Este marco hegemónico (neoliberal) significaba un ataque directo a los derechos sociales. Los riesgos sociales empezaron a ser individuales. La vida se empapó de créditos y deudas. Todos hemos pasado a ser “emprendedores”. Incluso las ciudades.

Seguir leyendo Es imposible comunalizar lo público

Primer programa del podcast FUEGO AMIGO

Facebooktwitterreddit

Estamos de estreno: FUEGO AMIGO, un podcast mensual donde vamos a hablar sobre guerras culturales, rituales, macacos y hegemonías. Todo muy cultural. Lo hacemos entre Daniel Granados, María Serrano, José Luis de Vicente y yo mismo. Aquí el quién es quién.

En el primer programa hablamos sobre la libertad de expresión. Con tertulianismo, música en directo de Seward, Miguel Noguera explicando ideas, entrevistas a  Guillermo Zapata, Felipe González Gil y No Callarem.

Me hace mucha ilusión la sección que hago en este podcast. Se llama «Yo soy mi padre» y en cada programa llevaré trocitos de conversaciones con mi padre. No para medir lo lejos que estamos (políticamente, estamos en las antípodas), sino lo que tenemos en común.

La defensa de los bienes comunes y de instituciones público-comunitarias

Facebooktwitterreddit

Texto  junto a Laia Forné publicado en la Revista Nous Horitzons

Los derechos son un campo de lucha. Todas las normas escritas (y no escritas) que constituyen la vida social se han construido históricamente a partir del choque entre multitud de intereses sociales. Intereses de clase, de género, coloniales; intereses codificados en relaciones de poder, privilegios y asimetrías. El Estado como forma de organización social y política se tiene que situar en esta dinámica histórica y social conflictiva, no como una herramienta o un objeto de estudio atemporal y sin territorio. Dicho de otra manera: el Estado como relación social, como expresión institucional de formas de dominación, emancipación o confrontación entre segmentos sociales con condiciones materiales y esquemas de vida diferentes [1]. Del mismo modo, el conjunto de reglas que determinan o influyen a la hora de tener acceso, hacer uso, gestionar o extraer beneficio de todo recurso derivado de la producción social no son otra cosa que un terreno en disputa.

Seguir leyendo La defensa de los bienes comunes y de instituciones público-comunitarias

El mercado de intercambio de cromos del Mercat de Sant Antoni y el capitalismo

Facebooktwitterreddit

Texto originalmente publicado en Nativa

Nada podría ser más fácil. El cromo que tú tienes es el que yo quiero. El cromo que yo tengo es el que tú quieres. Pues los intercambiamos. Nuestro objetivo individual, pero a la vez común, es completar el álbum de cromos. Cada uno su álbum, pero en el camino, las preferencias individuales encuentran respuesta en el cromo que otro aficionado tiene.

Esa necesidad mutua de conseguir lo que tiene el otro es lo que genera la sociabilidad. Hablamos, negociamos, compartimos nuestra afición y finalmente conseguimos el cromo que queríamos y lo tachamos en nuestra lista de “faltis”.

Muy cerca de mi casa, cada domingo por la mañana, se reúnen grupos de padres e hijos a intercambiar cromos frente al Mercat de Sant Antoni de Barcelona. Un mercado de trueque que ya existía antes de que en el Mercat empezaran las obras de restauración, que al parecer pronto terminarán. El número de gente que intercambia cromos puede variar. Más o menos una media de 60, aunque a veces puede llegar a unas 100 personas, depende de la época. En principio, la norma no escrita es que el dinero no sea el valor de intercambio dominante, sino que el valor de intercambio son los propios cromos. Dependiendo del chance, mi cromo puede valer lo mismo que el tuyo, pero cuatro cromos del montón bien pueden valer ese que tú tienes repe y que tanto cuesta conseguir. A veces el dinero intermedia, pero es una medida de valor secundaria, supeditada al valor de uso Seguir leyendo El mercado de intercambio de cromos del Mercat de Sant Antoni y el capitalismo

Reapropiarse de los bienes comunes: producir movimiento, datos, norma

Facebooktwitterreddit

Texto junto a Mauro Castro, como aportación de La Hidra a las jornadas MAK2 (Municipalismo, Autogobierno y Contrapoder) Escrito en el Periódico Diagonal.

El neoliberalismo no es un espíritu satánico que se manifiesta cuando algunas fuerzas oscuras lo convocan. El neoliberalismo es producto de la conquista de las instituciones por parte de las élites económicas y el poder financiero. Todo un asalto institucional. Para consolidar la privatización de servicios públicos fue necesaria la creación y el uso intensivo de herramientas jurídicas, leyes parlamentarias y tácticas capitalistas para cercar y extraer renta de la producción social: apertura de espacios para que se inyecte y circule el capital financiero sin control público; sistemas de evaluación de los servicios públicos basados en métricas economicistas; pliegos y condiciones de contratación de servicios básicos que escamotean el control público; políticas, reglamentos y medidas coercitivas para convertir en mercancía el trabajo, la tierra, el dinero y los saberes. Por eso darle la vuelta al calcetín no es tan fácil. La santería no nos sirve.

En el artículo “El Puerto de Barcelona: un gobierno en la sombra” señalábamos una estrategia de privatización que ha entregado un gran poder sobre el territorio a instituciones privadas y que incluso se ha replicado de una ciudad a otra. Las Autoridades Portuarias, figuras legales con autonomía presupuestaria y de gestión, han logrado un aislamiento absoluto de la presión pública y ciudadana respecto a la transformación de los frentes marítimos. Esta privatización de bienes comunes urbanos se desarrolló en paralelo al desarrollo urbanístico de los centros de las ciudades y para culminar ambos procesos fue necesario producir marcos jurídicos y arreglos institucionales específicos.

Seguir leyendo Reapropiarse de los bienes comunes: producir movimiento, datos, norma

Autogestión, el germen de las sociedades utópicas

Facebooktwitterreddit

Texto incluido en el libro «Autogestión. Prácticas DIY» Proyecto de Antonio Ortega editado por la Fundación Joan Miró. 

La autogestión se sostiene sobre una doble ficción. Sobre todo, su noción más convencional, esa que describe los pasos a seguir para llevar a cabo con autonomía una producción social o cultural. La primera ficción es creer que realmente sea “auto”. La segunda, llamarlo “gestión”. “Auto-”, supone que es un ejercicio generado bajo condiciones no dependientes y que ocurre sin estar subordinado a factores o normas externas. La “-gestión” remite a un conjunto de trámites que se tienen que realizar para que aparezca la cosa, pero sin necesidad de producir mercancías o explotar recursos. En un proyecto autogestionado parece que se toman decisiones y se mueven recursos de un lugar a otro sin que eso suponga la inversión de capital en forma de dinero o trabajo.

¿Qué sostiene a esa doble ficción?. Una posible hipótesis es que, en el fondo, esa idea de autogestión es el germen que perdura de los proyectos utópicos modernos. Un anhelo atávico de los seres humanos que consigue perseverar de las maneras más insospechadas. Vista así, la autogestión sería la expresión cotidiana del deseo de vivir en sociedades formadas por sujetos libres y autónomos. Sociedades en las que no existen interdependencias entre individuos, en las que se han extinguido las formas de dominación ejercidas sobre clases subalternas, donde las relaciones de poder se han diluido y donde las instituciones que influyen en nuestro comportamiento son asombrosamente justas y equitativas. Sociedades donde el poder se ha distribuido horizontalmente de la noche a la mañana. Sociedades ideales que nunca han existido pero que siempre han estado presentes en nuestras ensoñaciones.

Seguir leyendo Autogestión, el germen de las sociedades utópicas

Blog de Rubén Martínez Moreno